miércoles, 23 de junio de 2021

Surcaron los cielos

Surcaron los cielos

Surcaron los cielos
la noche de San juan
raras aves con sus alas en llamas
como el fuego del infierno
llamando a la alborada
para su caza de almas
en lucha por el imperio
de las mentes conquistadas
limpias de pensamientos
que no obedezcan a la orden dada.

Iluminaron la noche
entre brujas y fantasmas
estelas de humo
donde el pensamiento humano
se deshace en el tiempo
entre nubes a destiempo
y la luna en su escapada
para no ser alcanzada por el fuego
de los ardientes infiernos.

Toni Oliver

Ardieron las no llamas

Ardieron las no llamas

Ardieron las no llamas
en las playas cerradas
no fuese que la gente se desmadrara
que en las cabezas sensatez no se halla.

Blindadas las playas
caballos, porras, policías
la juventud desbocada
intentando saltar la valla.

Purificación se buscaba
el alcohol corriendo en cascada
tanto tiempo de prisión cansa
hay que salir a gritar ¡Basta!

Pero donde están esas cabecitas
no pensantes, tercas como mulas
con el disloque en el alma
sin importar virus ni patrañas.

Por san Juan quemás la casa
olvidando que tu vida en ella se halla
se  te pide un poco de calma
pero tú, nada, la juerga en marcha.

Sí, ya sé que quieres fiesta
como cada año se montaba
sólo un poco de coherencia
y no desmadraste como si nada.

Ardieron las no llamas
quizás algún palo en las espaldas
enfrentándote a la policía
por dos copas de nada...

Toni Oliver

Vi un reloj en tu pecho

Vi un reloj en tu pecho

Vi un reloj en tu pecho
las agujas marcaban el tiempo
ese gran invento
lo aparté, no tiene sentido
perder el tiempo mirando el tiempo
valga la redundancia del mismísimo tiempo.

En su lugar, mis dedos
deslizándose por la piel al susurro del viento
dejando sentir el pulso del corazón
por todo el cuerpo un cosquilleo.

Sentires imperfectos
con el compás des acompasados
rumbo a lo desconocido
como las velas del velero
rumbo a un mundo incierto.

Convulsiona tu cuerpo
por las cavernas, en lo más profundo
atravesando el cerebro hasta el infierno
las flamas eternamente ardiendo.

Miré tus labios
en ella el deseo de infinitos besos
pidiéndolos a mudos gritos
acercando mis labios a los tuyos
me crucé con tus ojos
perlas brillantes del deseo.

Tu piel, vestida de sudor
como una gran cascada bajando 
desde el cielo por ese cuerpo
llegando al a calma del lago
destino para el refresco.

De nuevo siguiendo el cauce del río
su agua, la pasión de nuestros adentros
recorriendo entre acantilados
hasta que se crucen de nuevo
nuestros dedos, nuestros labios...

Toni Oliver