martes, 26 de enero de 2021

Mano que te agarras

Mano que te agarras

Mano que te agarras
al hiriente alambre de espino
intentando saltar la valla
que te tiene retenido sin sentido.

Herida, anciana, arrugada
llena del paso de los años
y las mil absurdas batallas
por las que uno ha pasado.

Por el frío agrietadas
por hambre casi te la han cortado
si no fuera por el buen uso de las palabras
que pocas veces te han escuchado.

Mano que te agarras
a un clavo ardiendo
sostenido por la brisa
bajo el agua que está lloviendo.

La ilusión y la vista alzadas
los pies en el barro, paso a paso
ya descalzo, sin botas
que el camino ya ha gastado.

No muy lejos, manos de porcelana
blancas con un toque delicado
cubertería de plata
carne en el mejor de los platos.

Ropa planchada y perfumada
los mejores zapatos
para unos pies de textura delicada
lindas sedas en tiernos lechos.

Y tu, nacido carnaza
agarrado a la alambrada de espinos
las manos desangradas
buscando un mejor destino...

Toni Oliver

Me salpicó la ola

Me salpicó la ola

Me salpicó la ola
mientras su ir y venir contemplaba
rompiendo contra las rocas
su agua atomizaba.

Se pegaron a mi piel esas gotas
al lamerlas sabían saladas
como con un toque de magia
viajé con la ola cuando se alejaba.

Mar adentro se alejaba
hacia otros confines que ni imaginaba
saltaba de cresta en cresta
como los delfines cuando jugaban.

El viento fuerte soplaba
me alejé con él, volaba
desde las alturas la mar brava
se empequeñecía mientras me elevaba.

En una nube llena de gotas
juntitas de fiesta estaban
me me aceptaron en la juerga
todas bailaban y bailaban.

Una fea nube negra
con fiereza nos absorbía
viajando a las montañas
nos soltó en una enorme caída.

Un frío que helaba
las gotas se congelaban
copos de nieve, que maravilla
la caída se ralentizaba.

En nuestra bajada
de blanco se pintaban
esas enormes montañas
antes oscuras ahora blancas...

Toni Oliver