Caminando por los caminos
Caminando por los caminos
sin absolutos, llenos de inciertos
me paró los pasos el ejército
como si fuera un ladrón
en plan salvaje, sin miramientos
peligro número uno me respondieron.
En una celda, barrotes de hierro
de todo lo puesto despojado
encerrado bajo cien candados
sin ventana, no sea que el sol vaya entrando.
Al invisible guarda, tras las rejas, le pregunto
¿Porqué me habéis encerrado?
Se te ocurrió ir por la vida pensando
cosa que al pueblo no se le ha autorizado.
Un vaso de agua me trajeron
la observé con detenimiento
las olas del mar se estaban moviendo
la brisa estaba soplando
el día muy soleado
la arena ardiendo.
Con mi traje de nacimiento
entre las olas me fui adentrando
sobre las aguas acostado
un libro en las manos, leyendo
que no se enteren los mandatarios.
Mientras leía viajaba por los mundos
aventuras para los más intrépidos
viajes a tierras lejanas con enormes veleros
islas raras, animales extraños
monstruos no catalogados
controlando la tierra y el mundo aéreo
en el mar sumergibles de acero.
Me adentré en una cueva en lo oscuro
en sus entrañas, como en un sueño
un paraíso calmo encuentro
como afuera, océanos
montañas, valles y ríos
en sus cumbres, picos nevados
en los valles, verdes prados.
Lo más extraño, no había que cuidarlos
solos, sin humanos
animales muy extraños
entre el placer y el pánico
ojos abiertos como platos
arriba por techo, cielos muy raros
como si fueran un espejo
reflejando lo de abajo.
Murmureo por los aledaños
pasos de soldados
se van abriendo los candados
uno a uno, despacio
yo en mi mar nadando
en el agua del vaso.
Se escuchan gritos
¡El preso se ha escapado!
Voces y más voces
los carceleros enfadados
el de traje y corbata cabreado
a todo ser viviente amenazando
dientes y labios, mojados de baba, rabioso
peor que el perro del hortelano.
Cambio de libro
una historia de enamorados
en un mundo de mandados
amantes incomprendidos
padres adinerados
peleados por los tiempos
ni ellos mismos saben lo que les ha pasado
las hojas van pasando
emociones, lágrimas, besos robados...
Toni Oliver