Rosa estaba la luna
Rosa estaba la luna
tu mano mi rostro acariciaba
allá en lo alto, ella, muy bella
tus labios a los míos se acercaban.
Contagiosa estaba la luna
que de ti me enamoraba
la ardiente pasión alimentaba
en esa noche estrellada.
Sentía los escalofríos de tus caricias
todo mi vello se erizaba
millones de mariposas
en mi revoloteaban.
Con su rayo rosa
mi sangre calentaba
bullía como ardiente lava
la razón de mi se olvidaba.
Erupcionaron los sentires
fogosos y ardientes
al rojo vivo de calientes
fuegos artificiales por lo aires.
Nada entiendo, todo vale
que me nubla la razón en este valle
te tengo en mis brazos mirando sueños estelares
sueños y realidades inolvidables.
Toni Oliver
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