Kinbaku
Se van pegando las cuerdas al cuerpo
como dedos que te aprisionan
en una indescriptible libertad
de lo etéreo y sentimientos.
Dejan a su paso esas cuerdas
dedos que la piel acarician
dolor y placer a un tiempo
mientras tus labios los míos acarician.
Siento escalofríos
por el calor de la caliente cera
mientras mi cuerpo desespera
con el incesante placer de esa esencia
que raras veces en un mundo cuerdo se aprecia.
Con el pasar de esos dedos
cuerdas que mi piel aprisionan
librando mi esencia
entregándola a ese quien
que con el roce de su piel
ese cáñamo sobre el sentir
la pasión de unos labios murmurando
cuerdas y brazos aprisionando
ese cálido aliento de de él me está llegando
como si su alma en mi estuviera entrando
atravesando como afilados cuchillos
con sus sentimientos transmitidos
fusionando ambas almas
como un gran sueño vivido.
Toni Oliver
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