Loterías de Navidad
De pantalón corto todavía
camiseta sin mangas
buscando la playa
para bañarme a mis anchas.
El sol achicharra las ideas
en el cuerpo la sudorrea
en los medios y a la anuncian
antes de recoger las almendras.
A que se haga el turrón no esperan
la mente de ilusión hay que llenar
lo que se llenan son las arcas
de la administración que más pasta se lleva
y si te toca, casi la mitad se llevan.
Con el Gordo que menos toca
para como si compras papeletas
bombo y platillo a mansalva
un desfile de paciencia
hasta que el sorteo llega.
Ese día, en la mano las papeletas
la tele puesta, los bombos dando vueltas
número tras número la esperanza puesta
hasta que los bombos se paran
se miran los números o las papeletas.
Con estas últimas, ya ni te acuerdas
pensando en quién te las vendió para cobrarlas
un simple reintegro que ir a cobrar no vale la pena
luego dándole vueltas a la cabeza
por un día que me toca, es la pedrea.
Se rompieron las ilusiones, vaya pena
adiós el coche, la moto, la casa
o aquello que tanto me gustaba
ese viaje mil veces guardado en la memoria
veamos el Niño como nos llega.
No olvidemos un viejo refrán español:
“Quién juega por necesidad pierde por obligación”.
Toni Oliver
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