Me adentre en el agua del lago
Me adentré en el agua del lago
atravesando mi propio reflejo
cual fuera un espejo mágico
de fantasía, inverso.
Un elefante me abre el camino
a su vera, de respaldo, hipopótamos
grandes palomas descansando
o, quizás, el sol tomando.
Jardín de flores, hermoso
rojas rosas, de color blanco
en forma de copa, lirios
ofreciendo su líquido dorado.
Vigilante la rana, desde lo alto
su charca oteando
cerca, un hermoso huevo
quizás de un extinto dinosaurio.
Una carreta como banco
para ofrecer un ligero descanso
una mujer sin brazos
luciendo sus encantos.
El sol la cabeza me ha tocado
ante mi unos largos tentáculos
bajo el brillo del Astro
paseando por el prado.
Una fiesta, las piedras danzando
ritual de brujas y brujos
con los brazos en algo
ardiente fuego en el centro.
Los olivos, milenarios
recordando sus ancestros
por los años y los vientos
retorcidos, con frutos dando.
Sopla con fuerza el viento
bajo tierra me va enterrando
raras luces estoy viendo
también objetos extraños.
Una gota extraña deslumbrando
el chupete de un niño dinosaurio
todo en silencio, retumban los pasos
extrañas figuras van desfilando.
Un payaso petrificado
al verte te va saludando
piedra con ojos
al vacío mirando.
Apareció el humano
pensando que de todo es el dueño
nuestra vida, nuestra tierra envenenando
sin pensar que todo lo está matando.
Una torre con mi reflejo
me lo está recordando
poco a poco la estás hiriendo
no te atreves a curarlo.
De un saurio los huesos
un “Tuareg” sobre su caballo
la arena de fondo
en su cabeza su turbante blanco.
Un decorado botijo
para dar de beber al sediento
el arte en todo momento
petrificados perritos a su lado.
El hipopótamo me va persiguiendo
las barreras me han cerrado
salto al vacío como en los sueños
un mueso de cuadros.
Historias de un pasado
un pincel, un artista, una mano
un caballete, un lienzo
su arte va plasmando.
Enormes gatos
mirada fija, hipnotismo
su color negro
acechando, acechando.
Toni Oliver
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