Un baúl a la deriva
Un baúl a la deriva
bordeando la playa
van las olas
depositando sobre la playa.
Olor a mar
madera carcomida
corroído candado
la curiosidad explotando.
Se desmorona el candado
de su fuerte anilla
en la mano un puñado de óxido
late el corazón a toda pastilla.
Ojos saltones
de sus órbitas saliendo
manos impacientes
sobre la tapa imprudentes.
Temblorosas de incertidumbre
va levantándose la tapa
unas cuerdas, una guitarra
limpia y seca como recién tocada.
La acarician las manos
con ternura emocionada
sobre el pecho descansa
con cariño abrazada.
Acarician los dedos las cuerdas
suaves notas rompen los silencios
de la piel, se eriza el vello
en lágrimas rompen los sentimientos.
La inhabitada isla
cobra de nuevo vida
antes fue naufragio
ahora encuentro enamorado.
Relucen los recuerdos
al son de las notas en los vientos
las olas acompañan el concierto
silba el aire a lo lejos.
Ojos cerrados
los dedos las cuerdas acariciando
notas y recuerdos
entre lágrimas van viviendo.
De la soledad a los pensares
de las tristes penas a los buenos imaginares
del llanto de pena al de alegría
de la nada la vida elevándose por los aires.
Mueven las notas el cuerpo
vienen los danzares
olvidados los pesares
sigue la guitarra sonando
erizando el vello
el corazón acelerando
no importa ya el tiempo
vida, sonido y silencio.
Toni Oliver
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