El tren a ninguna parte
Reuniéronse los supervivientes de la destruida tierra para abandonar los restos de sus desmanes en busca de una nueva tierra donde encontrar otra forma de vivir sin perjudicar a nadie.
Hízose un tren especial y espacial, separando las gente según su pensar. Tras vagones nada más y la máquina que los ha de llevar.
En el primer vagón los mandamases, los causantes de la masacre y de la tierra tener que abandonar.
En el segundo los cuerdos, los que sólo hacen si bien hacerlo está, los que siguen las órdenes sin rechistar, si así se manda así se hará.
En el tercero los locos, esos que piensan y que no se pueden controlar, un peligro para los demás, el último vagón, si hay aligerar peso, simplemente se suelta y nada más.
Voces se escuchar en el primer vagón, enfurecidos unos con los otros echándose la culpa van, que si yo he hecho, pues tu más. La ira, el odio y la ambición de poder a todos les puede mucho más que el pensar.
Callados en el segundo, cabizbajos, sin pensar, esperando alguna orden que se les tenga que dar. La tristeza de ellos se apodera, pero ninguno se rebelará, si lo intentase, la masa se lo impedirá.
Fiesta y juerga en el tercer vagón, cada uno con su pensar, pero todos saben que lo importante es vivir y nada más, el resto es divagar...
Pinta el pintor esas estrellas del viaje, el cometa que pasando está, Pinta el alma del escritor que con su musa absorto vive mientras sus letras escribe el sentir del pintor que en su pintura no describe.
Va el escultor, con polvo de estrellas esculpiendo ese abstracto mundo que abandona y a esa musa que en la tierra dejó destrozado pro las bombas del desamor y la ambición.
Entre los locos los desmanes, de ellos las soluciones a todos los males mientras en los demás vagones reina la tristeza desiluminada por los no pensares, aborregada por los mandamases, esos que a gritos se van matando olvidando el viaje...
¿Encontrará el tren esa tierra que tanto desean alguna vez? Nadie lo sabe, pero para que a buen mundo llegue hace falta invertir el tren y poner la máquina tirando del tercer vagón para que guíe ese viaje. Mientras lo guíen los mandamases, antes se destruye que llega a alguna parte.
Toni Oliver
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