martes, 21 de enero de 2025

Apagón

Apagón

Se apagaron todas las luces artificiales, por unos segundos, un aterrador para algunos, para otros una bendición, silencio. Poco duró, voces de pánico en doquier, gritos, desesperación. Decidí subir a la terraza, tiempo ha que no lo hacía, tanteando por las paredes y la barandilla, los ojos se iban adaptando a la oscuridad, abrí la puerta metálica, busqué un lugar tranquilo donde no se escucharan los chillidos de la gente.

Miré al cielo, empecé a ver la luz del universo, las estrellas, las galaxias, los planetas, alguna que otra estrella fugaz, todo un espectáculo. Normalmente en las ciudades es imposible verlo por la gran contaminación lumínica, un privilegio para los que viven en el campo o en el mar navegando sin rumbo, surcando las aguas por el mero hecho de disfrutar de la belleza y la aventura. 

Ahora, entre la algarabía exterior, acallada por la altura del edificio y las paredes que rodean la terraza, estoy mirando este cielo, ese gran espectáculo.

Me doy cuenta en mis pensamientos, lo minúsculos que somos ante esa grandeza infinita. Luego pienso en la imbecilidad humana en que nos creemos los amos y dueños de todo el planeta e incluso del mismísimo universo.

En el fondo, somos universo, pero no todo el, esa ínfima parte que si la comparamos una cosa al lado de la otra, simplemente, somos NADA.

Sigo observando esa belleza... El resto sigue con sus chillidos, pero mi mente los ha anulado...

Toni Oliver



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