Mallorca, la isla más terrorífica
Alquileres estratosféricos
buses atrapados
en los caminos retorcidos
igual que las mentes en presentes y pasados.
Tormentas salvajes
torrentes edificados
toman las aguas las curvas
donde arrasan lo tan siquiera ni pensado.
Terror en la biblioteca
arrancando del corazón las letras
la tinta de sangre
va corriendo río abajo.
Me dicen que no hay ríos
¡Oh, que pena! Vaya lío
las torrentadas no han visto
arrasando hasta el alma, como los ríos.
¡Obri sa porte!
Tenebrosa la voz
entre las paredes silentes
historias entre muros.
Si hablaran esos muros
los de los castillos, los conventos
esas “posessións”, de todos lados lejos
todo en silencio, mudos, sin recuerdos.
Talayot, amontonamiento de piedras
con sus huecos por dentro
cuanto misterio, desconocido aliento
pasado todavía ignoto.
Hotel Illa de la Calma
donde la calma brilla por su ausencia
entre los misterios de la nada
hasta la sangre se hiela.
Al igual que al ver esa mirada
en la pared de un cuadro impertinente
esa mirada penetrante
como un puñal que en las carne entra.
Olor a muerte
torturando la mente
un perfume inexistente
sólo en la noche
callada, por suerte.
Retumba en la nariz
como un terremoto
removiendo el cerebro
hasta del cuerpo su vómito.
Muerte por chocolate
venganza hacia el escritor
muerte lenta, pánico
que mejor lección...
Lección par aun escritor de terror
no conociendo el significado
mucho menos el dolor
no el del cuerpo, sino el del corazón.
Polita, la amiga invisible
entre gente cuerda
héroes de opereta
sembrando el pánico y la miseria...
Adolescentes sin futuro
mentes atormentadas
donde nada nadie entiende
historias de niños inventadas.
La muerte crea adicción
como el néctar de la flor
de la sangre su sabor
el miedo y el pánico en plena sazón.
Toni Oliver
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