Voy a contar un cuento
Voy a contar un cuento, realidad, ficción, esa es la pregunta, la respuesta la tiene cada uno en su cerebro. Mi intención es hacer pensar a la gente, cada uno con sus conclusiones.
Dicen que somos energía, luego, “si la energía no se crea ni se destruye, se transforma”, entonces este cuento va a cobrar vida.
Imaginemos, cada uno de nosotros, somos un ente de energía, viviendo en la gran nave espacial, a la que llamaremos Cosmos. Como energía que somos, a veces decidimos entrar en el gran Simulador, al que llamaremos, simplemente, simulador. Los hay con diferentes nombres, a este lo llamaremos Tierra, El simulador Tierra.
Dicen, eso es la parte burocrática del simulador, que cada uno de nosotros llena una especie de formulario, eligiendo lo que quiere vivir ahí dentro.
Hasta aquí bien, pero, la letra pequeña dice también que todo el que entre en el simulador se le anula, hasta que vuelta a ser un ente de energía como antes, toda la memoria.
Al entrar, se le dota de un cuerpo, si va para humano, es engendrado por una mujer. Si va para otra cosa, como puede ser cualquier animal, incluso cosas, sigue el curso de vida, como conocemos aquí en esa Tierra, de cada especie.
Nos centraremos en los que cogemos el traje de humano, nos inseminan, nos gestan y nacemos, curiosamente, hemos elegido esta familia, pero no nos acordamos. Después de este inicio de la experiencia, empiezan todos los demás avatares mientras vivimos.
Es tan perfecto el sistema, que nos creemos todo lo que vivimos, para que no nos acordemos de la auténtica realidad, nos capan nuestra esencia, forma parte del plan, con la propia familia, la zona donde nacemos, la educación, volverte adulto, el trabajo, etc.
Todo esto es para vivir experiencias diversas, tal como si fuera un vídeo juego, a más experiencias, más herramientas consigues.
Como cada persona tiene su proceso y su parte del juego, nos convertimos actores, unas veces nos toca ser el malo, otras veces el bueno, curiosamente todo esto de malo o bueno es la interpretación que tengan las demás personas. Fuera del simulador no existe lo malo ni lo bueno, no es dual, simplemente es, somos. Pero si no lo experimentamos, no podemos diferenciar cada cosa, por lo que hay que experimentarlo.
Todos conocemos las guerras, esas que no paran nunca, si se terminan unas comienzan otras, conocemos el amor, el desamor, los desengaños, miles y miles de experiencias. En el fondo es lo que aquí venimos a experimentar. Experiencias, que en el fondo son subjetivas, forman parte del juego, cada persona tiene las suyas, no hay límite, sólo el traje de humano que nos han puesto. Este también es subjetivo, dicen que nacemos y morimos, eso, si hablamos del cuerpo, es cierto, pero la velocidad en que envejecemos depende de nuestra mente, la forma de entender esa experiencia que llamamos vida, si uno mantiene la gente joven, activa, sobre todo, el poder vivir en consonancia con los sentimientos de paz, se mantiene, como he dicho, joven. Ser joven o viejo no es cuestión de arrugas, es de conseguir una mente tranquila, donde las guerras, peleas, y sobretodo, esas peleas internas por hacer cosas diferentes a las que pensamos, al existir esa discordancia, crea una discrepancia interna, pensamos de una forma y actuamos de otra. Ahí es donde empiezan las diferentes enfermedades de nuestra carcasa, si la mente no tiene calma, el cuerpo enseguida avisa y actúa en consecuencia.
De ahí que pensemos a veces que hay algo más de lo que vemos, de lo que nos dicen, nos cuentan, incluso de lo que damos por bueno porque está escrito... Curiosamente todo lo que hay escrito lo hemos escrito los humanos, con nuestras bondades y defectos, no la energía universal, que es lo que somos. No el cuerpo que tenemos en este simulador.
Llega el día que nuestro cuerpo tiene que abandonar el juego, desaparece, la energía se transforma de nuevo, esta vez con todo lo aprendido, su experiencia vivida.
Dicen, que llegados a este punto, nos convertimos en guías de los que viven la experiencia del simulador. Como lo hicieron los entes energéticos con nosotros.
Somos simplemente energía, todo lo que vemos es simplemente un programa.
De todo esto y mucho más que no tenemos ni la más mínima idea, no puedo hablar. Todo un misterio.
Como decía el gran filósofo y pensador “Sócrates”. “Sólo sé que no sé nada”.
Toni Oliver
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