Piratas en la cantina del puerto
Estaba el joven pirata apodado "loro Callado", el apodo de viene porque siempre le acompaña un loro mudo, sentado en una mesa de la cantina del puerto pensando hacia donde iba a dirigir su ataque a un buque de la Armada inglesa cardado de otro y otros enseres preciosos. Sirve la cantinera una buena jarra de ron oscuro, fuerte como si fuera fuego. Alguien le acerca y desafía a una lucha con espada. Él, manco que era del brazo derecho, con el izquierdo saca la espada, al tiempo que la cabeza cae al suelo, la del desafiante. No calculó bien, algo de lo que tenía fama “Loro Callado”, la rapidez en sacarla y en cortar cabezas de quien le desafía en duelo.
Toni Oliver
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