Un paraíso llamado Edén
En un paraíso llamado Edén
lucía la fauna salvaje
entre la calma y la pasión
el verde y el follaje.
Volaba un Ángel
espía y hacedor de pasión
Dios o diablo
agitando el corazón.
Brota la sangre
ardiente fuego incesante
soltando ese calor
que hace brotar el sudor.
En la piel deja su huella
ese Ángel atrevido
buscando la cima
de los estirados picos.
Esas montañas
mirando al cielo con indiscreción
intrépidas, apasionadas
piel erizada, laderas de emoción.
Toni Oliver
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