Cansado del camino
Cansado del camino
bajo un árbol me senté
frondoso, lleno de follaje
el cansancio me cerró los ojos
al son del movimiento de las hojas
que la brisa incesantemente movía
su sonido, casi inalterable
sólo pequeños cambios
como si fueran de algún aleteo
de algún pájaro posándose sobre las ramas
algún ligero rayo de luz
se perdía entre las tupidas hojas
cosa que yo no veía, pero sentía.
Empezaron las ramas a moverse
movimientos amenazantes
a veces con tintes macabros
haciendo temblar mi cuerpo
mis pies, mis piernas, mis brazos
otras veces, armoniosas
llegando a acariciar mi cuerpo
como si fueran manos con sus dedos
suaves, tiernas, hasta se notaba la calidez
haciendo que mi piel se estremeciera
como si los dedos de una persona fueran.
Me acunaban las ramas
cual niño chico fuera
el sonido de las hojas parecía una nana
meciéndome como en una cuna
pero con el tacto de esas ramas
ahora tiernas, aterciopeladas
otra rama, en forma de labios
me hablaba y me besaba por momentos
despejando cualquier miedo que en mi se hallara
como diciendo, ahora, ya sin miedo
despierta, levanta y sigue tu camino
hacia donde la vida te lleve
cerca o lejos, poco importa, camina, anda...
Toni Oliver
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