Mola, mola
Mola, mola
y tanto que mola
esa mirada que perfora.
Cruce de miradas
cómplices, juguetonas
hasta el alma, esa escondida.
Esa que juega al escondite
cuando el tiempo no se lo permite
entre sueños y envites.
Envites al presente
entre futuros y pasados ausentes
puñeteros juegos de la mente.
Aparece la ilusión
al sentir el fuego del dragón
ardiente lava siempre presente.
Esos labios rojos
como vino embriagador
cristal seductor.
En la butaca, la espera
tal vez la observación
un momento que se evapora.
Mola, mola.
Toni Oliver
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