Ya no se escucha
Ya no se escucha
el cantar de los pájaros
ni al atardecer ni al alba
ni en mi balcón ni mi ventana.
No se escucha el latido del poeta
al escribir un poema a su amada
acabando en la papelera
bajo una estúpida mirada.
Ni siquiera el piropo
ahora llamado insulto
cuando eran del agrado de ambos
a veces hasta el principio de años juntos
Que los había con descaro
de poca gracia y mal agrado
no se discute el mal gusto
sino el impulso que desde el alma sale lanzado.
Ahora en mi ventana
chillidos a mansalva
no hay palabras tiernas como antaño
sólo hirientes berridos.
También bajo mi balcón
el ruido de los inventos humanos
rugiendo como ganado
juntado en una simple máquina.
Recuerdo, tiempo a esas tunas
de madrugada, bajo el balcón
intentando conseguir el amor
de quien te enamoraba.
Eso se queda en el olvido
los pájaros han despedido
al poeta exiliado
sus palabras al fuego tirado...
¿Qué nos queda de antaño?
De la ilusión de ese jovenzuelo
o esa mozuela con su sonrisa como diálogo
de ese palpitar del corazón enamorado...
Toni Oliver
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