Las fauces del odio
Las fauces del odio
hambrientas de sangre
van sembrando sus semillas
entre la incultura y la ignorancia.
Cada día más cizaña siembran
necesitan carnaza
para alimentar sus ansias
su poder a mansalva.
Chillan los grandes voceros
en las débiles cabezas calan
esos chillidos como cuchillos
clavados en los ojos de la gente sana.
Eliminan el trigo del sembrado
para que no quede grano bueno
sólo esa cizaña prospera
a base de mentiras como estiércol.
La gente ya calla
sus mentes saturadas
ya no cabe el pensar
sólo el seguir al cabecilla.
Ese de las buenas palabras
que con los hechos se contradicen
pero las mentiras mil veces dichas
en las mentes como verdades calan.
Y las fauces, sí, esas fauces
donde ya no queda bondad
sólo el sadismo de las malas almas
los inquisidores de la Media Edad.
Repetimos las historias
que olvidamos con facilidad
es más fácil obedecer que pensar
destrucción de la humanidad.
Toni Oliver
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