Sentí la escarcha bajo mis pies
Sentí la escarcha bajo mis pies
bajo las alpargatas sonaba crujiente
se cuarteaba el esparto ya abuelete
los pies más parecían un sorbete
no se les notaban, estaban ausentes
el frío acartonaba sus pieles
sí, he dicho pieles
pues a cachos se caían
se escamaban, cual serpiente
mudando su piel
dejando el rastro bajo la escarcha
el dolor de la sangre
al abrirse en cortes la carne
sin zapatos, ni botas, sólo esparto, simple
cardado con las manos desnudas, llenas de cortes
no manos de seda que el acaudalado presume.
Las manos, frías por ausencia de guantes
quizás unos harapos con suerte
que las cubrían malamente
el viento helado, valiente
contra el que va desesperadamente
a trabajar con todo el relente
sobra la escarcha helante
de cara, de frente
sedas en los oídos, en la cara y frente
los cortes de los cuchillos del aire silente.
Los estómagos rugen
como hambrientos leones
en plena selva sin donde hincar el diente
claro, les llaman pobres
cuan insolentes
si los que les llaman son los causantes
de su pobreza, hambre y mala suerte.
Toni Oliver
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