Encendí una vela
Encendí una vela
entre el silencio de la noche
la oscuridad sólo rota por su llama
me quedé absorto en su danza.
Hipnotizado con ese baile
que con mi cabeza bailaba
mi cuerpo de su peso se aligeraba
cual inexistente gravedad.
Me vi flotando en el aire
siguiendo el ritmo de esa llama
que volar me hacía
rompiendo levemente el silencio del alma.
Mi cerebro simulaba
el sonido del crujir de la hoguera
cada vez más grandes esas flamas
brasas en sus maderas.
El calor de ellas notaba
mi cuerpo se calentaba e iluminaba
cerrar los ojos quería
mis párpados ni me dejaban.
Llegó el alba
refrescaba la mañana
la vela ya apagada
de la hoguera ni cenizas quedaban.
Toni Oliver
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