Una mesa, una botella
Una mesa, una botella
un cuerpo descarnado por las andanzas
el vaso vacío por falta de pasta
mis penas solas ya divagan
de fondo, de un viejo piano, las notas
suenan cada vez más cansadas
miro al pianista
por un instante cara a cara
a mi espejo me recuerda
con esas ojeras trasnochadas
esos dedos, ya sin fuerza
para aporrear esas teclas
que cada nota que sacan
sale destrozada, desafinada.
Ahí sigue la botella
a un lado de la mesa
vacía, con mis penas ahogadas
en el rancio aire que pulula
entre las luces rojas
cansinas, agotadas
parejas bailando agarradas
monótono baile danzan
si se sueltan se desploman
mientras, a falta de cama
las manos se escapan
entre las curvas y las faldas
rozando el cuerpo, como perro que marca
esa propiedad jamás alcanzada.
Esos vasos, llenos de huellas
mías no son, piel no me queda
desconocidas en esa noche de juerga
entre penas inventadas
de amores que quería
nada fueron, se quedaron en nada
relamiéndome las babas
de esa botella vacía
por si algo queda
aunque sea una gota perdida.
Toni Oliver
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