Te abracé
Te abracé
mis manos en tu desnuda espalda
mis dedos, juguetones, acariciando
sí, esas cuerdas tan sensibles
como si fueran una guitarra
las notas, en tu aliento, sonaban
al son del tacto que las marcaba.
Mas, la emoción aumentaba
ya no era la guitarra
era todo el cuerpo
formando toda una orquesta
los gemidos como coros
haciendo las escalas
que resonaban en el alma.
Se unieron al abrazo
formando parte de la orquesta
unos labios, una lengua
entre besos, caricias
el sonido y las notas cambiaban
esos tonos inalcanzables
sí, se alcanzaban.
No, no había vecinos que se quejasen
todos callados, o no estaban
o, simplemente, escuchaban
la sinfonía que sonaba
donde los cuerpos, también las paredes
incesantemente vibraban
la celestial música sonaba.
Toni Oliver
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