Sólo un rayo de luz
Sólo un rayo de luz alumbraba en la noche, calle de farolas rotas por las pedradas de los chavales y, quizás, de algún vándalo algo más grande, allí ese pelirrojo pelo, como el fuego del infierno, esos labios carmín mandándome ese cálido besos que los míos deseaban, fogosos, ardientes, como las mismísimas llamas del averno, tu angelical cara, de diabólicos pensamientos, perversión de lobos hambrientos. Empezaron las llamas, hoguera infinita, rompiendo la oscuridad nocturna, la luna...
Toni Oliver
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