Me abracé a mi destino
Me abracé a mi destino
sombra aparente
que oculta mi mirada
ante la imprevisión de lo incierto
para sentir un presente
donde lata el corazón
no por ruidos lejanos
sino por los que se sienten en la piel
aunque los oídos sean sordos
los ojos estén cerrados
pero el tacto, vivo
como el aire que respiro
en los pulmones va entrando
acompañado, tras la caída del rocío
de esa tierra mojada
o el perfume de las flores
llevándote a un viaje
por la tierra encantada
quizás a través del espejo
que a este lado a veces no hay nada
y otras... Todo, como una montaña.
Toni Oliver
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