Asomaste tu mirada
Asomaste tu mirada
entre los visillos de seda
tu piel aterciopelada
como la nieve, blanca.
Tus labios, silentes
sensuales, pidiendo bésame
en plan salvaje
que la pasión reviente.
Esos ojos salvajes
de entre la jungla, penetrantes
aliento cortante
corazones latentes.
Entre mis brazos
las sedas por los suelos
visillos arrancados
con nuestros brazos atados.
Ruidos de cadenas
como dos fantasmas
en nuestro castillo encantado
el parpadeo de las lámparas.
Vagar por el universo
nuestra encadenada condena
pero no nos prohibieron los besos
ni los abrazos que apresan.
Se escuchan los gemidos
los de la cama de madera
los visitantes del castillo
nada entienden, el miedo los supera.
Cada cual con su quimera
nosotros con la nuestra
nuestra locura perversa,
eterna, eterna...
Toni Oliver
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