Al llegar la noche,
la luz de las llamas
tiñó de rojo el bosque
ardiendo mi cuerpo
desde las entrañas.
La libido en la cumbre
de las altas montañas
volcán incandescente
lanzando la lava
más allén de la galaxia.
Estrellas de fuego
desfilando ante mis ojos
al compás bailando
del sentir de mi corazón
viejo y alocado.
Sensuales labios encarnados
respuesta buscando
por otros ser acariciados
con ternura y asalvajados
mente y cuerpo ardiendo.
Brasas en forma de dedos
juguetones, adiestrados
por donde pasan dejan un reguero
firma de su juego apasionado
imborrable marca, sellado.
Toni Oliver
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