Amanecí
Amanecí con el picoteo de las gotas de lluvia sobre los cristales, cual pájaro llamando a la ventana, para que le abra, enseñándome el frescor de la mañana. Ese petricor que llena mis pulmones, esa fragancia que huele a esperanza, a alivio tras la sequía, de un verano seco, con las reservas de agua agotadas.
Jugando al escondite, el sol saliendo de entre las nubes, que de llover no paraban, persistentes soltando sus lágrimas de alegría, cambiando su gris oscuro por el blanco inmaculado. Las temperaturas van bajando, haciéndome pensar en sacar la ropa de abrigo del invierno, retrasado por el tráfico de esperanzas en las sus rutas inciertas, hacia ningún lado en concreto.
Rumbos inesperados, al son del viento, sus caprichos, también inciertos, variantes como mis pensamientos. La mayoría inconclusos, divagando entre la nada, un paraíso de preguntas sin respuestas, respuestas sin preguntas, sólo perceptibles para quienes son capaces de leer los acontecimientos.
Viene y va, como esos pensamientos, la lluvia, te abres al cielo al levantar las manos, una se moja con la lluvia, la otra se broncea tomando el sol. Incertidumbre, una pregunta a la otra si le gusta el sol, contesta su compañera, sí, pero me estoy mojando. Deciden darse la vuelta, cambiando su posición, ahora, la una mira a la otra, se comprenden, no se hablan, sólo sonríen...
Toni Oliver
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