Se juntaron nuestros brazos
Se juntaron nuestros brazos
sólo el roce, el calor
activo una enorme sensación
agradable, como un vacío sin vacío
un hormigueo sin hormigueo
presente, silencioso
todo el cuerpo recorriendo
no sé, nada entiendo
ahí, a su lado, estaba sentado
mirando el espectáculo
dentro de mí lo tenía montado
movía su cabeza, me rozaba con su pelo
largo, oscuro, más largo.
Se cruzaron nuestros ojos
los suyos oscuros hasta lo más profundo
abriendo una caverna al incierto
donde se guardan los secretos
por los tiempos de los tiempos
hasta llegar al infinito
cual agujero negro en el espacio.
Por ellos, esos ojos
absorbido sin remedio
por esa fuerza absorbente a lo oscuro
como única luz, la fuerza para conocer esos secretos
que esconden esa mirada bajo los párpados
esa llave con cerradura ausente, agujero ciego
la imaginación en su rasante vuelo
acabando en el suelo pensando subir a los cielos.
Despertar con sobresalto
de las realidades el despertador
la campana en el ring ha sonado
quedando en mi cabeza el recuerdo
de un mundo, quizás absurdo
con la duda de si es soñado o cierto
me quedo en lo segundo, es más bello.
Toni Oliver
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