Me encontré con mi barco
me encontré con mi barco
compañero de andanzas
entre glorias y tormentas
contemplando las grandes calmas.
Sólo se veía el esqueleto
se percibía su incansable alma
moviéndose al ritmo
el que se mueven las algas.
Me recordó los pasos
los de nuestro camino
entre tantas y tantas aguas
la cantidad de puertos en que atracamos.
Su voz renqueaba
rompiendo el silencio del fondo marino
se quejaba de su estancia
ahora con otra vida animada.
Me preguntó
con su silente voz cascada.
¿Qué es de tu vida?
Sólo veo tu alma.
Mi vida, como la tuya
pereció al acabarse los mares
en los que ambos hacíamos nuestros navegares
hasta el final estruendo...
Estruendo del trueno
tras el rayo que nos alcanzaba
entre el humo todo se resquebrajaba
fin del trayecto, sólo nuestros esqueletos aguantan.
Nuestras almas
siguen navegando
más allá de los mares
incluso de esta Tierra.
Un mundo etéreo
sin fronteras ni cargas
ni tan siquiera la de un cuerpo
que limite nuestros pasos.
Toni Oliver
Pintura de Ada Martínez Rodríguez
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