Pasaban sus brazos
Pasaban sus brazos
con sus acariciantes dedos
como una araña tejiendo
su telaraña sobre mi cuerpo.
Presa de esas caricias
también de su aliento
me llevaba el sentimiento
haciéndome volar por los cielos.
Cerré los párpados
volaba sin espacio ni tiempo
sumergida en el vacío pleno
de un mar revuelto.
Cayó mi mente, mi cuerpo
en ese estado profundo
latente e ingrávido
el silencio como compañero.
Hablaba a ratos
un aliento acompasado
el calor cercano
a veces fuertemente pegado.
Esos dedos
como ardiente fuego
avivando las llamas del infierno
o, tal vez, del ignoto cielo.
Aterricé en un lugar lejano
a la vez tan cercano
sintiendo mi cuerpo
al tuyo pegado.
Toni Oliver
Que viva el amor profe Toni
ResponderEliminar¡Que viva!
EliminarGracias.