Helado me quedé
Helado me quede
cual iceberg fuera
desprendido de los polos
uno cualquiera.
Navegando hacia aguas más cálidas
incomprendida mi grandeza
sólo parte de la cabeza se nota
mi cuerpo bajo las aguas.
Se iban calentando las aguas
mi cuerpo peso perdía
me derretía con sus caricias
tanto placer acababa con mi vida.
Aún, por tiempo, todavía navegaba
sin rumbo ni destino, la corriente me llevaba
cual autobús hacia la nada
por carreteras a veces alborotadas.
Ya, casi invisible, siendo ya esa nada
disuelto mi cuerpo por viajar lejos de casa
muchas aventuras calladas
silentes al alba.
Barcos destruidos
sentimientos destrozados
lleno el fondo del mar
por no respetar al viajero callado.
O esa ballena que de mi se enamoraba
le rascaba la espalda dañada
con tanto roce el cariño
su piel en la mía se quedaba.
Sobre mi cabeza, como un piojo
las focas se deleitaban
tomando el sol
el viaje no pagaban.
Y ya, me mezclé con el agua salada
entre tormenta y tormenta
rayos, truenos, calma
ya no queda nada.
Toni Oliver
Pintura de José Aladid Cochon
Acrílico sobre madera 1'50 x 0'50.
Técnica mixta con relieves .
"Antártida ".
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