Me fui al bar
Me fui al bar
quejándome de mi mala suerte
necesitaba un millón de tragos
para olvidar mi desaguisado.
Me siento en una mesa
que en la barra ya no quedaba lado
viscosa esa mesa por no haberse lavado
creo que desde que el carpintero la sacó al mercado.
Una botella de whisky, del malo
que para el bueno no alcanzo
al cabo de dos tragos
mi ángel guardián a mi lado
Como una cuba borracho
la mía vaciando vaso a vaso
se olvidó de dejarme algún trago
sus ojos estaban divagando.
Ya ciego, sus alas de estropajo
que las plumas no están en el mercado
arrastradas por los suelos
limpiándolo, cuales trapos.
Mi ángel, los dos ya borrachos
el me cuenta su vida
yo mi desamparo
pedimos otra botella, que esta se ha acabado.
Seguimos la charla
ya repetíamos lo hablado
el tartamudeando
yo, las paredes palpando.
Salimos, de milagro
a la calle agarrados
que solitos al suelo nos caemos
abrazados como viejos amigos.
Cuan dura la vida del ángel guardián
peor y más dura la de su protegido
no se hablan, ni se miran
cada día borrachos divagando...
Toni Oliver
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