Ahí estaba
Ahí estaba ella
sentada en la acera
con sus hermosos ojos
mirando por encima
de esas enormes gafas de sol
que escondían el blanco
de detrás de sus pupilas
esas misteriosas que hablan
silentes, sin palabras
hasta sus hermosos labios
grandotes, ahora mudos
buscando el mudo diálogo
de la complicidad compartida
quizás una Mahou
o una Estrella Galicia
que se pasea sobre la acera
esta decorada de minúsculas flores
invisibles a simple vista
tal vez sean las burbujas
que afloran desde la imaginación
de ese imaginado corazón
grande, inmenso
como un gran océano de sentimientos
enfundada, ella, en esas zapatillas
de gamuza azul, como las de la canción
resucitando a Elvis de entre los recuerdos...
Y ya con esa cómplice sonrisa
me invita, ella, la poetiza
a que calle los dedos y le acompañe
con mi cómplice, también, sonrisa
entre juegos malabares.
Toni Oliver
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