Tiempo ha que estaba
Tiempo ha que estaba
dormido entre tinieblas
cizallas y cizaña
el verde de la maleza
la asesina espada
templada sobre las llamas.
Desperté bajo la luz que deslumbra
ojeroso con mis legañas
ante mi un incierto, maravilla
corazón de sangre roja
de oro las arterias
empedrado de escamas.
Late, cada vez con más fuerza
sin cuerpo, es el de la tierra
la que pisas cuando andas
la del árbol que abrazas
la misma que cuando te entierran
de la que naces hasta con alma.
Esa de cuando te enamoras
sin sentido ni lógica
permanente locura
como el papel de estraza
lo arrugas, ya no se parece en nada
despertando de la hipnótica mirada.
Toni Oliver
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