Te sentaste
Te sentaste
con tu abrigo de pieles
verdaderas o falsas
cargada de paciencia
en ese mundo que perdió la inocencia
sin saber que ahora es más inocente.
Un mundo donde nada es lo que parece
ni tan siquiera su propia inversa
llaman hacer el amor al sexo
cuando el amor no se hace
se da y se siente
porque sale del alma, del corazón.
No no es una cosa de fábrica
critican la libido
tapan el sexo
enseñan la sangre en regueros
las armas como fuegos de artificio
en plena fiesta tras un concierto.
Pero ahí tu sentada
en la poltrona del infinito
inmensa en algunas mentes
en otras, fuego ardiente
por cierto, ¿Qué hay debajo del abrigo?
Sea lo que sea, el misterio sigue.
A preguntas retóricas
respuestas silentes
cual tu mirada
tras los cristales oscuros
esas intrigantes pupilas
que ni con luz aparecen.
Del suave abrigo
cuales palabras
que curan o hieren
según el pasar sobre la piel
de las manos o el aire
que de ti aparecen.
Toni Oliver
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