Me pudo el aroma
Me pudo el aroma
en ese despertar, con los ojos cerrados
arrastrándome hasta la cocina
no sabía si era un sueño
ese perfume misterioso en mis pulmones entraba
como una fiera salvaje me estaba atacando
mas, no veía nada de nada.
Intentaba abrir los ojos
pegados estaban por las legañas
mi cuerpo todo sudoroso
ese perfume me enamoraba
con toda su fuerza, un gran acoso
cada vez más hondo respiraba
hasta que conseguí de su alma el sabor.
No, no hacía falta endulzar
ardía como el fuego
al chocar con el paladar
una pelota de ping pong
rebotando en la boca
de lado a lado, marcando el ritmo
de mi corazón, sus latidos y sus pausas.
Ya, abiertos los ojos
todavía legañas pegajosas
blanca la taza, el café muy negro
humeante hasta mis papilas
respirando cada vez más hondo
sorbo a sorbo ese néctar
ardor y fuego del infierno.
Toni Oliver
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