Adéntrose el camino
Adéntrose el camino
en la oscuridad del bosque
neblina que las ramas atraviesa
difuminadora de luz inexistente
extraños ruidos oye la mente
quien sabe si reales o inventados
el miedo eriza la piel
abre los ojos, dilata las pupilas
una brisa helada salida de la nada
la ropa por la niebla mojada
comienza el tiritar
juntado con el rechinar de los dientes
las hojas caídas del otoño
bajo los pies crujen
provocando el revoloteo
esos oscuros pájaros den la noche
entre el sonido, brillantes pares de ojos
mirando desde el anonimato
con todo el desparpajo y burla
el aire provocado por algunas alas
al rostro muy cercanas
nada se ve, todo se nota
certeza ninguna, se presupone...
A lo lejos, unos pasos
golpes de los cascos sobre las piedras
el ruido del acero al pasar sobre ellas
los saltos de un carro vacío
pasando al galope...
Nada se ve, no hay luces
sólo el sonido que se acerca
cada vez más veloz
revoloteo de los pájaros de nuevo
animales rozando las piernas
buscando algún escondrijo
una explosión, un haz de luz
silencio, silencio.
Toni Oliver
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