Sembré el cielo
Sembré el cielo
de besos desechados
esos que nunca fueron dados
para tenerlos a buen recaudo.
Día a día los mimo
los riego con fuertes abrazos
me guiñan los ojos
con sus continuos parpadeos.
Al llegar el verano
florecen tras en invierno
se mueven como espigas de trigo
hipnotizando a los incautos.
En las noches sin luna van cayendo
como estrellas en polvo
los cielos iluminando
luminiscencias y su misterio.
El poeta apareció
tras la lluvia en lo oscuro
recolectando esos besos
convirtiéndolos en versos.
Salían estos
sobre el papel blanco
tomando color despacio
cada letra, palabra, pasión.
Llegó el fuerte viento
se esparcieron en cada rincón
de la tierra, el universo
semilla fueron.
Salieron besos de amor
sentimientos, pasión
la locura empezó
pandemia de enamoramientos.
Toni Oliver
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