Triste estaba el papel
Triste estaba el papel, la tinta que bebía del tintero, del que estaba enamorado, al ver esa tristeza, una lágrima de tinta sobre el papel cayó, creando un gran charco. El papel secante, que estaba sentado ahí al lado, viendo la escena, dubitativo entre si actuar secando esa tinta o dejar el charco,
decidió que ni lo uno ni lo otro, más bien todo lo contrario. Con todo el arte del secante pintó peces
que nadaban en el azul agua, un velero que con la brisa volaba bajos las alegres nubes... El blanco papel, ya no tan blanco, sonreía...
Toni Oliver
No hay comentarios:
Publicar un comentario