Monólogo ante un café
Monólogo ante un café
oscuro, humeante
el frío hiela las manos
la taza ayuda a calmarte.
Miro en la taza
una cara cambiante
mil formas, todo un arte
acabada en un corazón ardiente.
Como arden mis pensamientos
siguiendo el rastro del humo
oliendo el perfume
de ese café negro.
Ya en el vuelo
aparezco en la luna
dicen que desierta, nada de eso
ahí vivo desde mi nacimiento.
Miro el universo
liviano mi cuerpo
cojo impulso, vuelo
aterrizando en el suelo.
Como si fuera algodón
o una cama elástica
a cada salto me elevo
como si alas tuviera.
Me decían que vivía en la luna
luego loco me llamaron
por no pisar la tierra
la que ellos se inventaron.
Que malo es no seguir la rutina
la marcada por quien no sabe nada
para controlar hasta el aire
y que pagues por respiro.
El café, amargo
caliente como la brasa
respiras hondo
todo en calma.
Toni Oliver
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