¿A dónde quedaron?
¡A dónde quedaron?
Todos aquellos besos
los te quiero que iban saliendo
de esos labios silenciosos.
Aquellas historias
narradas con la mente ardiente
el corazón palpitante
como siempre impaciente.
Aquellos escalofríos
cuando sonaba el teléfono
y tu número ahí grabado
a pulsar el botón no atinando.
Aquél que me pongo
que no parezca un pordiosero
y puedas mirarme a los ojos
como si fuera a los de un millonario.
A sabiendas de que nada tengo
un porvenir nada garantizado
un mundo totalmente incierto
pero de ilusión muy bien cargado.
Como te dije un día
te iba a regalar una flor
pero sería un cadáver
te regalé el rosal.
Así cada día al verlo
sabía el cariño que le habías dado
o si por el contrario lo tenías olvidado
si lo amas y lo cuidas me estás cuidando.
Por cierto, ahora que me acuerdo.
¿En que lugar lo has dejado?
Sigue vivo, o, por el contrario, se ha secado...
Toni Oliver
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