De tanto recibir palos
De tanto recibir palos
unos reales, otros inventados
decidí un día, ya harto
eliminar esa coraza que se había formado
cincel y martillo en mano
golpe a golpe, cual escultor
la fui derribando.
Me halle desnudo
pero libre como el viento
transparente como el agua clara del verano
traslúcido al universo
visible como un libro abierto
mi contenido al descubierto
mis virtudes, mis defectos.
Mis pensamientos perversos
los libres, amorosos
los más escondidos sentimientos
sensible a cualquier mal adverso
también a todo bien como anverso
amalgama de pensamientos
de sentires ya despiertos.
Para la máscara ya no hay sitio
ni como sujetarla al cuerpo
ni farsa ni engaño
lo que ves es lo que hay dentro
aunque cueste entenderlo
es lo que se ve, sin más cuentos
ni etiquetas en el cuerpo.
Toni Oliver
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