Humeaba la tetera
Humeaba la tetera
su perfume a té caliente soltaba
inundando la estancia
con esa esencia dorada.
En su cuerpo una carita
con su sonrisa marcada
parpadeante su mirada
complicidad con la taza.
Ésta última
cara de juguetona
suena la música con la cuchara
al remover su contenido endulza.
Por la nariz sus efluvios entran
como la briza por la mañana
frescos, calientes, al azar
su caldo calienta el alma.
Danzarinas tetera y taza
entre sorbo y sorbo va su danza
cierra los ojos, sueña
aparecen los sueños al alba.
Toni Oliver
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