Desde la penumbra
Desde la penumbra
me atraviesas con la mirada
ardiendo como la vela
que en tus manos quema.
Siento la ternura de tus mano
al acariciar la candela
iluminando tu rostro
esos labios tuyos los míos desean.
Bajo el manto de la oscuridad
sólo roto por nuestras miradas
entre latido y latido de nuestros corazones
nuestra respiración dialogando.
Sopla una ligera brisa
entre nuestras almas
parpadea la llama
que ilumina esas miradas.
Un soplo seco
apaga de la vela la flama
inflamando las entrañas
nuestras almas ardientes leños.
Nuestros dedos jugando a los tientos
nuestros labios a sus rabiosos juegos
de miradas no hablamos
sin luz no nos vemos.
Desde la penumbra
cuatro pupilas
impacientes, fijas
escudriñando, secas...
Parpadear no quiero
ni me lo propongo ni lo deseo
aunque me quede con los ojos secos
de mirarte parar no quiero...
Toni Oliver
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