Le llamaban
Le llamaban gata de ciudad
por accidente se perdió por el monte
mundo nuevo que no entendía
todo nuevo, con barro cuando llovía.
Vino la tormenta
rayos, truenos y centellas
maullaba entre la maleza
acurrucada bajo las hojas tiesas.
Tras la tormenta
salió el sol, una vez seca
se convirtió en lince, orejas tiesas
agilidad y fiereza.
Silente, pasos ligeros y firmes
se mueve entre la maleza
avizora entre fieras
de reojo la miran esas.
Ya no teme a la lluvia
la adora, la disfruta
caen cuatro gotas
sale bailando bajo ellas.
Cuenta la leyenda
que se le ve en las noches de luna llena
cual loba enamorada de ella
maullando como si lo fuera.
Para el resto, sólo ven sus huellas
al amanecer tras la tormenta
o entre el rocío en la hierba fresca
algunos dicen ver su sombra en las noches de luna.
Nade sabe a ciencia cierta
si es cierto o leyenda
sólo que se le escucha
maullar a la luna cuando está tan bella.
Toni Oliver
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