Golpeaba la aldaba
Golpeaba la aldaba
la puerta de mi corazón
temblaban hasta las mariposas
no sabían porqué razón.
Día tras día
golpe a golpe
el corazón se estremecía
algo ahí adentro se cocía.
Se enteró hasta el alma
de la sin razón no entendía
pero sí sabía que algo pasaba
en los labios una sonrisa.
Júntose el alma, el corazón
las mariposas con su revoloteo
llegaron a un acuerdo
abrir la puerta del corazón.
Toni Oliver
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