Sigo siendo un predicador en el desierto, la arena no me hace caso y lo que digo lo acalla y se lo lleva el viento.
Cuando predico ante las masas, estas, me apedrean y a la policía llaman.
Por cierto, ayer fútbol, hoy todo el mundo tranquilo y contento, no hay corrupción ni mangoneo, los jueces calladitos, la policía sin trabajo, ya no hay hambre, todo el mundo tiene trabajo, un trabajo digno que le basta para vivir decentemente, etc.
Seguimos como en la Antigua Grecia y Roma, nada ha cambiado, excepto el término de esclavo, ahora se le llama trabajador asalariado.
Curioso, antes el amo costeaba todos los gastos, ahora tu te los pagas, trabajas, cobras y no te queda nada, bueno, sí, deudas para ser más esclavo.
No hace mucho lo escribí, pero como si fuera hoy.
Desecho
Desecho, desolado
ante un mundo en el que no encajo
cabizbajo, lágrimas por la mejilla bajando
pensativo, solitario
en un mundo de gente abarrotado.
Una pregunta en mi mente
¿Que pinto yo en este desierto?
Los granos de arena son gente
amontonada, formando montañas
cuando sopla el viento
por los aires es transportada
contaminando el aire de otra gente calmada.
Regueros de hormigas por las calles
paredes por todos lados
no sea que la gente se salga
levante la cabeza
y se pierda en medio de la nada.
Luce el sol en las alturas
al suelo sólo llega la bruma contaminada
las nubes pasan, ni agua dejan para lavarla.
Gritan en el circo las cabezas lavadas
no piensan, sólo chillan su himno
su rabia inculcada.
Su verdad aprendida,
no pensada
defendida hasta con la sangre derramada
por algo que ni se conoce ni se sabe nada
cuentos y más cuentos en la cabeza lavada.
¿Qué pinto en ese lugar
donde busco salida sin encontrarla
si cambio de rumbo
la marea me arrastra
a un mundo que menos me agrada?
Desecho, desolado, cabizbajo
intentado salir de ese mundo malvado
buscando ver brillar el sol
sobre el mar, sobre el lago
o la luna sonriendo allá en lo alto...
Toni Oliver
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