En el jardín del todo y de la nada
En el jardín del todo y de la nada
suena a despedida, placer y lágrimas
alguien tiene que partir por la mañana
a un mundo ignoto con incierta la vuelta.
Alegría y pena
mientras se miran las estrellas
la fragancia de las rosas
del rocío húmedas
inunda el jardín de la esperanza
sabiendo que esta se evapora
con el sol, su calor, el de la mañana.
Besos y lágrimas
apretones, caricias, miradas
sí, miradas que no ven nada
más bien ganas de con esos brazos apretar
hasta que se rompa el alma
olvidándose la la partida larga.
Sale el sol de la mañana
con la maleta cargada
roto el corazón remendado con telaraña
parte el tren hacia un mundo llamado nada.
Toni Oliver
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