Cabizbajo
Cabizbajo, bajo la fina lluvia de otoño, manos en los bolsillos, dándole vueltas y más vueltas a la cabeza, nada entendía, nada sabía, lo ilógico se había vuelto lógico, una maldita ilógica mal entendida.
Sus pies sobre las piedras mojadas, sobre algunas patinaba, poco lo importaba, su cabeza seguía maquinando a ver si podía entender algo, nada encajaba.
Las farolas parpadeaban, al igual que su mente, se encendían, se apagaban, a veces hasta chisporroteaban los cables, al igual que las neuronas de su cerebro. Necesitaba una copa, eso pensaba.
Arreciaba la lluvia, se apagaron las luces con el relámpago que aterrizó en plena calle, a pocos pies de los suyos. Temblaba, no de frío, sino del susto, tenía que seguir andando para llegar a algún lado y poder asimilar la noticia que le habían dado...
Había visitado el ginecólogo, a regañadientes, no lo veía lógico, después de pruebas y pruebas, el médico le había confirmado que estaba embarazado. Pálido, más que las blancas paredes, sin palabras, nada entendía...
Miró al cielo, los relámpagos le iluminaron, los truenos le despertaron. Rompió a carcajadas, revolcándose por los suelos, no mojados, encharcados. No puede ser verdad, un mal sueño he pasado.
Toni Oliver
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