La casa encantada del bosque
Rayos de luna filtrados
por las espesas ramas
frondoso y tétrico bosque
para las almas mal pensadas.
Iluminan esos rayos
el verde moho arbóreo
escondiendo en sus entrañas
el secreto que muy pocos conocen.
Un anciano árbol
milenario y grandote
es sus adentros, esculpida
una bella y misteriosa casa.
Sólo un caminito las destapa
sin el no se vería nada
la curiosidad, la intriga
la aventura es decidida.
Caminando hacia sus adentros
un portón se abre de la nada
una invisible voz habla
invitándote a la entrada.
Entre la penumbra los muebles
esculpidos en su propia madera
sobre la mesa deliciosos manjares
humeantes, excitando los salivares.
Vuelan las copas por los aires
perseguidas por las jarras
de tinto vino perfumado
poco a poco las copas en las mesa posando.
Platos en forma de estrella
cuchillos cortando viandas
tenedores en los platos depositando
carnes, verduras y otros delicioso manjares.
A llantar incitan
con sus juegos malabares
suenan voces cantando
duendes saltando y bailando.
En bancos de madera
del árbol tallados
toman asiento encantados
todos sentados y mirando los platos.
La voz que incitó a la entrada
sin presenciarse ninguna cara
a sentarte a la mesa invita
cubierto y vino te indica el sitio.
Suave música se escucha
no se sabe de donde sale
te envuelve, te abraza
todos con la sonrisa en la cara.
Vuelan las notas por los aires
se ve la música tocada
se siente, se ve, se nota
te abraza, infunde calma.
Se para el tiempo
todo sucede todo pasa
menos el tiempo
no sirve de nada.
Rayos de luna
penetran por las ventanas
iluminan las notas
que vuelan por la sala.
Solas ya no vuelan
duendes y yo volamos con ellas
somos la música
somos el aire
somos el rayo
somos la casa
somos la tierra
el bosque y el alma.
Toni Oliver
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